Amaneció un día prometedor y decidí “salir a pescar” a ver que caía. Empecé mi primera tirada apuntando a mi amigo Pablo que como siempre se mostró receptivo, qué raro ¿no?. Después eché el anzuelo en Meseperos a ver si picaba alguien, seguro que a pesar de la premura alguien vendría. ¡Efectivamente! Adell, Miguel y Antonio (que parece que con los 200 km de por la mañana no habían tenido bastante, se apuntaron sin dudarlo. A las 16,30 habíamos quedado en la gasolinera de Snoil, donde ya esperaba nuestro compañero Adell, ávido de nuevas rutas con el nuevo calzado de su Can-Am. Allí llegaron puntuales como un reloj el resto de ruteros. Iniciamos el camino hacia Ledesma y de allí a Almendra y Villarino de los Aires, dónde tocaba la parada para repostar nuestros estómagos. La tarde estaba estupenda, y el buen estado de la carretera hizo que apenas nos diésemos cuenta de los kilómetros recorridos.
Risas, fotos, bebida y pinchito y de nuevo a las motos. Tocaba tomar camino hacia Aldeadávila y de ahí nuestro compañero Miguel nos guió hacia el Mirador del Fraile. Impresionantes vistas y el estado de la presa, repleta de agua por el buen invierno, hacía que el paisaje fuese todavía más impactante. Daba vértigo observar la presa desde esa altura, a nuestro amigo Adell le daba miedo caer y romperse la pierna.
Después del correspondiente buen rato tocaba tomar de nuevo las dos ruedas, bueno Adell las tres, y regresar a casa. Tomamos camino hacia Vitigudino no sin antes hacer una parada técnica para repostar nuestras máquinas. El clima estaba siendo estupendo y la compañía, ¡qué decir de la compañía! Cada vez estoy más orgulloso de pertenecer a MSP, solamente el que tiene la suerte de salir un día con esta gente se engancha sin dudarlo. Pasamos Vitigudino y de ahí a Fuentes de San Esteban para parar a tomar otro refrigerio. Como dice mi amigo Pablo: “¡Qué dura es la vida del motero! “. Allí además del pinchito se empezó a forjar la nueva salida recorriendo Gredos y La Vera del sábado. El trocito de camino que compartí con MSP en el sábado anterior y las aportaciones de Pablo estaban diseñando la ruta venidera. La mente de un motero no para de pensar nuevos caminos y apasionantes retos.
Allí nos despedimos, nuestro compañero Pablo se dirigió hacia Linares y el resto del grupo tomamos la autovía para llegar pronto a Salamanca, nuestro compañero Miguel ya había gastado el bonus, tocaba recogerse para al día siguiente trabajar y poder seguir saliendo a disfrutar de nuestra pasión.
Sobre las nueve entramos en Salamanca, tomando cada uno nuestro destino. Había sido una gran tarde, con 5 motos y 5 moteros: Adell, Miguel, Antonio, Pablo y yo, José Angel. 250 Km para una tarde no había estado mal. Muchas gracias a mis compañeros por sus aportaciones fotográficas, especialmente a Miguel.
¡UNA MÁS Y UNA MENOS! El Gran Erasmus
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