Madrugón de los que hacen época y todo por la ilusión de compartir una ruta motera en busca de los templarios de Tomar. Bajo un cielo encapotado y lluvia suave, a las 8 de la mañana de un sábado gris 6 de abril, nos vamos acercando a la gasolinera Snoil los seis meseperos, enfundados en chubasqueros y otros artilugios antilluvia, en busca del “Arca del Temple”.
A las 8:08 con las primeras luces del día y con la bendición de Jesús Yayo, salimos hacia la autovía de Ciudad Rodrigo, El Bodón, Fuenteguinaldo, Casillas y Navasfrías. ¡Madre mía! Empezamos a ver nieve por El Bodón, a caer los primeros copos por Casillas y bastante más por Navasfrías. El termómetro a 0º, temor a posible helada, y por si no fuera suficiente empieza a granizar. Estos seis locos meseperos, imbuidos por el anhelado espíritu templario, siguen la marcha hacia el Puerto Viejo que baja a Valverde del Fresno.
Una carretera de buen asfalto y paisajes de ensueño que se dejarían disfrutar en un día despejado, pero he aquí que nos envuelve una espesa niebla y la bajada se hace con mucha precaución hasta la llegada a la cafetería Pastel de Mar de Mari Mar, prima de José Carrasco, sobre las 10:08. Qué gustazo ese café calentito con ese pastel nata y la perplejidad de Mari Mar ante la parafernalia de unos moteros locos de atar. Vamos, que le dejamos la cafetería llena de agua.
Después de los primeros 150 km, algunos ya tenían los pies nadando en las botas, otros que habían repasado las costuras del chubasquero se libraron de momento, otros arrastrando los cubrebotas y reponiendo las fundas de los guantes, pero hay que proseguir el camino hacia Penamacor y Castelo Branco. Antes de dejar Valverde vamos a repostar y he aquí el primer despiste de Pepe y Luis Can que no encuentran la gasolinera y se adentran en Portugal. Gracias al móvil conectado al casco conseguimos saber dónde estaban y reagrupados de nuevo, con sol y lluvia, reanudamos la marcha.
Dejamos a Penamacor a la derecha, sin vacilaciones porque estaba bien señalizado. Una parada para repostar los dos despistados y continuamos hacia Castelo Branco. Serían 81 km más y poco más de las 11:08, pronto para comer como teníamos previsto, y decidimos seguir por la N-3. Pero con un follón de cruces y rotondas nos casi perdimos. Aparcados bajo un viaducto Jesús Chipa y Santiago Monleón intentan pillar la señal del GPS. Conseguido el objetivo, Jesús toma la delantera y nos mete en la N-3 desahuciando la sempiterna A23 hasta que cogimos la IC8. Teníamos previsto ir por la N241, bien conocida por los moteros de Castelo, pero por las circunstancias del tiempo y por seguridad nos fuimos por la IC8.
A buena marcha y segura, con chaparrones puntuales, sol por instantes y viento racheado pasamos por Proença y Sertá donde empalmamos con la N-2 hacia Vila de Rei y Sardoal, no sin antes tener que parar en un cruce para aclarar el GPS y huir de la perenne A23. En Vila de Rei, según lo previsto, teníamos que ir hacia Ferreria do Zézere, pero seguimos la cómoda N-2.
El hambre apretaba y la vista acuciaba el restaurante “Las tres Naos” en Sardoal, con lo que aparcadas las motos en un buen aparcamiento y tender los chubasqueros, nos sentamos a la mesa sobre las 14:08 (nuestras). Como no puede ser de otra forma en Portugal, nos metimos pal cuerpo una buena ración de bacalao, vino verde, postre, café y un lingotazo para entrar en calor.
Sobre las 15:38 reemprendemos el camino y desde aquí tengo poco clara la ruta, no sé si sería por el sopor, pero menos mal que Jesús Chispa tenía la mente clarividente y nos llevó hasta Tomar. Otros 125 km, las 17:08 y el GPS se vuelve loco y damos vueltas y vueltas hasta encontrar el hotel en una calle peatonal y céntrica. Dejamos los bártulos y 3 motos en el hotel y las otras 3 en un aparcamiento cercano (6 eur 24 horas, ojo hay que pagarlo en el momento).
Después de escurrir los calcetines, meternos en ropa cómoda y un relax en el café Paraíso, bajo la lluvia nos vamos a recorrer las calles e iglesias del pueblo, un paseo muy agradable por el parque fluvial ya despejado el cielo y un incipiente sol al atardecer. En el paseo vemos un cartel de un concierto de fados y después de un desconcierto por la hora y un frugal aperitivo, los Luises se van de fados y el resto a la piltra.
La mañana del domingo se presenta oscura, una fina lluvia nos acompañará todo el santo día. Abrevados con el desayuno empezamos la fiesta subiendo a pie al castillo templario, casi sin aliento nos guarecemos del agua en el convento del Santo Cristo pagando 6 euros (el primer domingo del mes es gratuito para los portugueses). Claustro pa quí, claustro pa llá, sube, baja, iglesia fuera de lo estándar, cruces templarias por todos los lados, galerías, refertorio, cocinas, horno, bodega, acueducto y más y más. Vamos, que el espíritu templario nos imbuyó de tal manera que nos consagramos “meseperos templarios”. Espectacular y digno de pasearlo con mejor tiempo.
Nos faltaba por ver la iglesia templaria de referencia en el mundo entero, pero estaba al otro lado del pueblo, en esto que en la plaza pillamos un cuatriciclo eléctrico en el que nos metimos los seis y con las exquisitas explicaciones de Joao llegamos a la iglesia de Santa María dos Olivais donde están los mestres templarios (Gualdim Pais y más). Después entramos en el cementerio adyacente y a un rastro muy curioso instalado en el mercado de abastos.
Tocan las 13:38 (nuestras) y decidimos comer en Tomar antes de iniciar la ruta de vuelta. Más bacalao pal cuerpo y a enfundarnos los chubasqueros, coger las motos y todos tras el GPS de Jesús para coger la carretera a Ferreira (por donde tendríamos que haber ido en la ida). Marcha bajo la lluvia con unos paisajes frondosos y buenas estradas hasta coger la IC8 a Castelo Branco.
Llegan los dolores de cabeza, teníamos que repostar y no se veía ninguna gasolinera. Luis Can empieza a cabecear muy preocupado, pero los demás también veíamos que el gas se agotaba. Entramos en Proença a repostar y una vez aliviados de la presión del combustible y también de la vejiga, con la lluvia sin parar, volvemos a la IC8 pasando de largo por Castelo Branco y cogemos dirección a Espanha por Monfortiño.
Antes de pasar la frontera, hicimos una paradinha para estirar las piernas y tomar un refrigerio a precio portugués. Pasamos la raya y nos dirigimos a Moraleja para coger la autovía de Extremadura, pasar por Coria, Plasencia y parar agotados en Aldeanueva del Camino. El último repostaje, el último café, despedida de los templarios y en casa sobre las 22:08 sin contratiempos en el camino.
Han sido dos días plenos de moto con lluvia, nieve, granizo, niebla, viento y rayos, 808 km recorridos por 3 Deauvilles, Facer, Pan y Bmw en compañía de 6 meseperos templarios: Jesús Chispa, Santiago Monleón, Luis Can, Sebas, Pepe Revi y Luis Con.
Luis de Cóngorra Nota: el 8 es el número templario
Fotos: Sebas, Santiago y Jesús chispa. http://www.moterossinprisa.com/MSP/galeria/nggallery/todo/TOMAR-(06-04-2019)
Luis Can: Los meseperos templarios, que no templaos, ya estamos en casa. Todos los pájaros en el nido. Perfecto. Un viaje épico, de los que hacen historia motera. Cuando la sarna es con gusto, no pica. Nos fuimos a Tomar y cuando íbamos por Navasfrías pensábamos que «nos íbamos, pero a tomar por culo» (con perdón). Al final, como dice la canción, valió la pena. Un abrazo para todos los templarios meseperos. ¡Alea jacta est!
TOMAR, cidade templária: https://www.visitportugal.com/es/node/73772?ds_rl=1254068&gclid=Cj0KCQjwsZ3kBRCnARIsAIuAV_T636HGv-77mDCzgkJsn2m3SB8ZtsI3EIbNWR1Itwzp87AXb_1pwhwaAo0EEALw_wcB&gclsrc=aw.ds
1 Comentario
Para mí es emocionante superar adversidades, llegar a casa bien habiendo hecho ruta con emoción, tensión y compañeros moteros que están contigo pasando las mismas y superándolo juntos. No todo es mantequilla. Pablo Alagón