Una ruta singular la que hemos hecho este sábado: hemos ruteado, hemos caminado (más bien hemos escalonado), hemos bautizado a Cayo Mario, hemos tenido buen tiempo y hemos disfrutado del último sábado del mes de junio. Los passadiços del Coa, sin ser espectaculares, sí que merecen la pena conocerlos. En medio de la naturaleza, en la falda de la montaña que baja a la desembocadura del Coa en el Duero, discurre una pasarela de madera de 930 metros de longitud con 890 escalones que parecen que suben al cielo o que bajan al rio.
Iniciamos la ruta a las 9:30 con la Trácer de Claudio Petrus Graco y Pompeya Alex Flaco hacia Ledesma con unos 18º y el cielo amenazando lluvia, aunque tan solo nos cayeron unas gotas sin necesidad de desempolvar los chubasqueros. Por Trabanca nos vamos a Villarino de los Aires donde hacemos la parada del café y arreglamos un poco el mundo. Hay un poco de niebla por Las Arribes que se disipa por Saucelle, aunque el sol parece dormido.
La ruta que haremos por la mañana será: Ledesma, Villarino (café), Saucelle, Barça de Alba, Ligares, N325 Maçores, Açoreira, cruce a Torre de Moncorvo, izquierda a Pocinho, N102 Vila Nova (198 km). La carretera N221 que baja a Barca de Alba, deliciosa para rodar en moto, aparecen piedras desprendidas de la ladera y arena de las torrenteras, lo que obliga a ir con mucha precaución. Antes de pasar el puente de Barca nos desviamos a la derecha hacia Ligares. Vistas aún de primavera, barcos atracados en el muelle Vega Terrón y de Barca, carretera de montaña en buenas condiciones, el Duero que sigue su curso a Oporto.
Llegados a Ligares tenemos que hacer una parada necesaria para desaguar y pillar unas piedras preciosas para Ave César Galba, y seguimos por la EN325 para coger la N325 en Maçores. Este tramo sigue estando irregular comentando que por Urros y Peredo tiene mejor asfalto. En el cruce con la vía que a la derecha lleva a Torre de Moncorvo, nosotros cogemos a la izquierda para llegar a Pocinho. Este tramo se está deteriorando bastante, tiene muchas curvas, el asfalto estuvo muy bien en su día, pero la vegetación la está invadiendo, además de hundimientos del pavimento que hay que sortear.
Pasamos Pocinho y por la N102 llegamos a Vila Nova y adentrándonos en la ciudad tras la estela de Cornelio Miguel Máximo, con olor a asados de barbacoa porque suponemos que estarían en fiestas, callejeamos por el centro histórico (que nunca habíamos pisado) para encontrar la pista a los passadiços por la parte del Duero. Una pista muy estrecha asfaltada, pero con baches, gravilla y curvas imposibles hasta llegar al Duero, donde acaba o empieza la pasarela.
Con dificultad aparcamos las motos y nos preparamos para hacer la subida al cielo. Un olvido de última hora y Fabio Jorge Salinator se transforma en el gato con botas. Hasta llegar a la pasarela desde el aparcamiento hay una buena pendiente de apenas un kilómetro, eso para ir calentando. Al principio hay un largo paseo de madera, pero luego empiezan los interminables escalones, cuando parece que has llegado resulta que hay muchos más que suben a la cima, a las modernas instalaciones del parque arqueológico do Vale do Coa.
La subida la hicimos en una hora acompañados por una temperatura agradable, sin calor, menos mal. A la mitad, Jorge con Botas plantea si dejarlo como está, que ya está bien, los gemelos en tensión, duros los cuádriceps, el cielo inalcanzable; pero hay ánimo para seguir por no dejarlo a medias. Cornelio Miguel Máximo es el explorador que nos va diciendo lo que falta, los demás resoplando conseguimos llegar. Cayo Luis Escipión no levanta la mirada para no ver lo interminable. ¡Oye, qué satisfacción!, pero qué cansancio y con hambre.
Hacemos un recorrido por las modernas instalaciones hormigonadas y vemos llegar a un montón de moteros españoles de todo el país que se concentraban para comer. Nosotros a lo nuestro, en una meseta del hormigón nos sentamos a comer los bocadillos y ensaladas y demás. El sol aún estaba perezoso, Alex dijo que saldría más tarde, y así fue, menos mal que nos pilló cuando estábamos abajo. Antes de bajar tomamos el café en la moderna cafetería saboreando unas vistas magníficas. Serían las tres y media cuando empezamos la bajada de la pasarela. Nada, esto está chupao, para bajar los Santos ayudan, también la gravedad. Tardamos en bajar unos veinte minutos, pero las piernas nos temblaban. Uff, qué agujetas mañana.
Vuelta a las motos y toca subir ese camino tan enrevesado. Nos costó lo suyo, esas curvas infernales en primera y con mucho tacto. Atravesamos el casco urbano y salimos a la carretera, ¡qué alivio! pisar de nuevo un asfalto normal. Por la N222 vamos por Almendra y Figueira de Castelo Rodrigo y aquí cogemos el desvío que nos lleva por Almofala y Escarigo, donde tomamos un refresco y aprovechamos para hacer el bautismo mesepero a Cayo Mario Galba.
Entramos en España por La Bouza, Puerto Seguro, Villar del Ciervo hasta Castillejo. Enfilamos la ruta hacia Ciudad Rodrigo para repostar y coger un tramo de autovía para salir en Bocacara. Por Alba de Yeltes a Aldehuela de Yeltes por una carretera que pide revisión. Llegamos a Tamames y nos vamos a Aldeatejada para despedirnos e intentar vincular los cascos de los hermanos centuriones. Llegamos a casa a las 20:30 con la satisfacción del deber cumplido.
Hemos recorrido 404 km en moto y 2 km escalonando con 6 motos y 7 meseperos: Claudio Petrus Graco, Pompeya Alex Flaco, Cayo Mario Galva, Ave César Galba, Fabio Jorge Salinator, Cornelio Miguel Máximo y Cayo Luis Escipión.
Fotos: Jorge, César, Pedro, Miguel http://www.moterossinprisa.com/MSP/galeria-2024/nggallery/album/passadicos-29-06-2024
Vídeo de Jorge: https://youtu.be/Q45Asj-NdNo