Sábado 5 de noviembre, a las 10 ya estábamos preparados excepto la Bmw de César Ave que se le habían pegado las sábanas. Con 6º enfilamos la carretera a las 10:10 hacia Ledesma y Almeida de Sayago donde nos alcanzarían César y Julia. Nos desviamos a la izquierda hacia Carbellino, Roelos, Salce y Villar del Buey donde cogemos la CL-527 a Fermoselle pasando la frontera a Bemposta para tomar el café en O Emigrante.
El día promete buena ruta con cielo despejado y temperatura fría, pero soportable gracias a ese sol de otoño. Durante el café perfilamos la ruta y nos vamos a Algosinho por Lamoso, carretera local y de buen piso, para ver su Igreja y hacer unas fotos de nuestra visita. Dejamos a la Fjr y la Trácer9 que irían a Mogadouro a ver la torre de Penas Roias y pinturas rupestres de la zona.
Con la Trácer de Pedro al frente, seguimos hacia Santiago para coger la IC-5 y la archiconocida y espectacular N-221 que nos lleva a Freixo de Espada a Cinta. Una parada para estirar las piernas y visita al mercado para salir con las manos vacías. De nuevo en marcha, esta vez cambiamos la bajada por la N-221 que sigue el curso del Duero hasta Barca de Alva, para ir hacia Quintana de Alva y conocer la Calçada de Alpajares.
La entrada a esta calzada deja mucho que desear y tuvimos dudas si estaría en condiciones de rodar en moto, pero este espíritu aventurero de los meseperos nos lleva a adentrarnos en este paraje desconocido, pero a la vez espectacular. Podría parecerse a El Maestrazgo turolense con su Ruta del Silencio; también a cualquier rincón perdido de Asturias. En la calzada, que no carretera, no pasamos de 50 km hora y con mucha precaución porque no hay guardarrailes y acongoja sorteando las rocas y grava. Pasamos por la aldea Quintana de Alva sin ver a ningún ser humano y hacemos una parada en el miradoiro das Alminhas porque el paraje lo exigía. Muy recomendable si vas sin prisa.
Empalmamos con la N-221 que nos lleva a Barca y al muelle fluvial de Vega de Terrón. Por cierto, el bar restaurante Cepa Torta, al lado del puente del ferrocarril, parece que está abierto. A las 14:30 nos sentamos a la mesa del restaurante del muelle, regentado por un paisano luso, y nos metimos “pal” cuerpo un arroz con marisco delicioso, tanto que no quedó ni un grano; además del omnipresente bacalao a bras y un pulpo para relamerse los dedos. Tocamos a 18 con el vino verde, postres y cafés, y tres cestos de pan.
Después de tomar el sol en la terraza y descabezarnos un poco, obligado es, un paseo relajante por el puente del ferrocarril por eso de desentumecer músculos y cerebro, con un sol de esos que no molestan y que además se agradece. Tendríamos unos 16º.
De vuelta a casa pasamos por La Fregeneda, Lumbrales y nos desviamos a Bañobárez por la DSA-460, carretera desconocida y que se merece mejor piso. No vino mal tanto bote para no relajarnos y desperezar el sueño. Aquí cogemos la nueva carretera SA-CV-64 a Fuenteliante y Bogajo atravesando las verdes fincas del Campo Charro y las antiguas vías férreas (de Boadilla a Barca de Alva). Vamos a Villavieja de Yeltes y por la SA-321 a Yecla de Yeltes pasando por los riscos del Yeltes y del Huebra. Una parada en Yecla La Vieja y su castro para darnos un paseo extramuros y ver unos caballos cincelados en las piedras, cuesta verlos y si pones interés y concentración los ves.
Son las 18 y cruzamos Vitigudino para repostar y finalizar esta satisfactoria ruta. Con el ocaso a la espalda y la compañía de una luna casi llena, llegamos a las 19:19 a Salamanca después de haber recorrido 353 km con 6 motos y 9 meseperos: Jesús Chispa y Lourdes, Tomás y Ana, Pedro Trácer, César y Julia, Juan Antonio y Luis Con.
Fotos: Tomás, Jesús, César y Pedro
http://www.moterossinprisa.com/MSP/galeria/nggallery/todo/vega-terron-06-11-2022
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