Las previsiones meteorológicas eran más halagüeñas de lo que el día dejaba vislumbrar. La mañana estaba cubierta y fresquita, pero tocaba jornada mesepera a la Feria de Pinhel. Parafraseando al gran Sabina: “Y nos dieron las diez y las once…” y allí estábamos en la gasolinera de la Feria de Muestras de Salamanca. Cuando llegamos mi mujer y yo, esperaban impacientes nuestros compañeros Luis Con, César y Juan. Después de los saludos pertinentes y sin más dilaciones, nos pusimos en marcha cuando apenas pasaban un par de minutos de las 11, habíamos quedado con nuestro amigo Pablo en Fuente de San Esteban a las 11,30.
Enseguida tomamos la autovía con Luis Con a la cabeza y Pionona conmigo, José Ángel Erasmus, y mi mujer Teresa a la cola y con nuestros compañeros Juan y César entre nosotros. La marcha era muy buena, así es que a las 11,30 puntuales estábamos en Fuente de San Esteban a recoger a Pablo. Reanudamos la marcha, ahora tocaba recoger a Placi y Pilar que venían enlatados por causa mayor, el gran Placi echará de menos su gran elefante, pero un mesepero y motero no se para, aunque sea en coche. Nada más salir de la autovía allí esperaban nuestros amigos y reanudamos la marcha sin ni siquiera bajarnos de nuestras monturas. Una vez pasado Fuentes de Oñoro y la frontera con Portugal, paramos a tomar el cafetito de rigor, y ahí saludamos a nuestros amigos Placi y Pilar como se merecían. Placi, aunque enlatado, no se olvidó de su chaleco, MSP tira mucho.
Después del cafetito y los ágapes recuperamos nuestras monturas y nos dirigimos hacia Pinhel, allí nos esperaba nuestro amigo Aure con Asun y su hija Espe, que estaban de fin de semana con su auto-caravana. Vaya grupo más variopinto, con tres medios de trasporte diferentes, pero con una misma pasión y ganas de pasar la jornada juntos. En Pinhel paramos las motos y guardamos los aperos en el coche de Placi, esta vez llevábamos coche de apoyo. Allí el cielo parecía que estaba más abierto, el sol aparecía de vez en cuando acariciándonos con sus leves rayos.
Paseamos entre los stands de la feria espectacular y nos templamos a probar aceite, queso, jamón, chorizo,…; vamos haciendo boca para la comidita. César ya tenía comprometida la comida y tras pasear nos llevaron al restaurante que estaba fuera de la Feria para la comida de rigor. La sopa portuguesa, las verduras, el pollo y el pulpo con patatas a la brasa se fueron abriendo camino ante nuestros ojos, todo regado con los caldos tintos y blancos de la tierra. Una mesa genial de 11 personas, 11 almas ansiosas de compartir risas y conversación. Casi sin darnos cuenta llegaron los postres, a cual más rico y los cafés, para casi todos, parece que Teresa estuvo más rápida y la vergüenza de César le hizo claudicar, jjjjj. En la siguiente ocasión deberá de estar más listo.
Otro paseíto por la feria, en la que aprovechamos para hacer las últimas compras. Se hacía tarde, parece que la visita al pueblo tendrá que esperar para otro día. Nuestro amigo Placi propuso reanudar la marcha y parar en el área de servicio que había después de Fuentes de Oñoro, más conocida como la Pedresina. Avisamos a Aure y familia y allí nos dirigimos en moto, coche y caravana para compartir el último rato del grupo completo y conversación antes de la vuelta. Nuestro amigo Aure nos mostró su gran Auto-caravana, en la que descubrimos sus rincones y maravillas. Qué bien aprovechado el espacio. En torno a las 6 nos pusimos en marcha.
La autovía era muy rápida, pero el tráfico era muy intenso, especialmente de camiones y tocaba extremar las precauciones debido al gran número de adelantamientos. César y Juan paraban en Ciudad Rodrigo. Nuestros compañeros Pablo, Placi y Pilar se salieron en el cruce de Fuente de San Esteban para regresar a sus casas pasando por Linares. Luis Con, Teresa y yo continuamos la marcha y antes de que la noche nos adelantara, sobre las 19,15 llegamos a Salamanca, y cada uno se dirigía a su casa. Habían sido 320 km a una marcha rapidita y plenos de felicidad.
Luis Con, Juan, César, Pablo Alagón, Placi, Pilar, Aure, Asun, Espe y yo con Teresa en mi montura. 11 personas y otro gran día compartiendo pasión y sentimiento.
El Gran Erasmus
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