FISTERRA 20-5-2019 a 24-5-2019
Llegó el día de esta ruta rumiada desde hace tiempo por los jubilatas meseperos, en compañía de dos que están al caer. Vamos de la mano del experto rutero Resti que nos llevará por unas carreteras muy guapas con el asesoramiento de su GPS y de la experiencia de los que ya hicieron esta ruta hace dos años.
Desde el principio de la marcha cada uno toma su puesto en la fila, que se respetaría en toda la ruta, con un tiempo inmejorable a pesar del chaparrón del jueves en el regreso.
LUNES 20 MAYO.
Salimos a las 9:09 desde la gasolinera de Villamayor hacia Ledesma, Bermillo y Miranda de Douro, donde tomaríamos el café y estiraríamos las piernas, porque lo que se avecinaba iba a ser de aúpa. Seguimos hacia Vimioso por la N-218, Carçao, Outeiro y un tramo de la A4 a Braganza. Resti nos mete en la N-103-7 por el parque natural Montesinho, Rabal, Francia, por la ZA-925 a Lobeznos y Puebla Sanabria. Una carretera muy atractiva con un firme perfecto y curvas suaves y enlazadas, con paisajes de ensueño, muy recomendable para rodar en moto sosegadamente.
Parada en Puebla de Sanabria para repostar las máquinas y los cuerpos. Encaminados en la A-52 seguimos hacia Padornelo, Verín y Orense.
Es la hora de comer y nos vamos a la Pulpería Asador “A Feira”, recomendada por una amable empleada de la gasolinera de Reza. Comimos el famoso pulpo orensano y otras delicias de la mar que preconizaban lo que iba a ser en los días posteriores.
Después de comer nos vamos a dar un baño termal a las Termas de Outariz al lado del río Miño. Desde el aparcamiento habría unos 800 metros que con la ropa de moto se hacía un poco pesado. Nos explican que el agua sale a 70º de un manantial procedente del volcán dormido sobre el que se asienta Orense. El agua la enfrían para que pueda utilizarse en varias piscinas, combinadas con agua fría para hacer el contraste. Todo ello gratuito y muy relajante, que nos vino muy bien para continuar la ruta. El único que no se relajó fue el Yayo, por aquello de no quitarse y volverse a poner los bagajes indumentarios moteros.
De nuevo a la carretera por la A-53. Pasamos por Lalín, Silleda y Santiago, y por carreteras locales y muchas aldeas a una velocidad reducida, llegamos a Cee y a Fisterra sobre la 20 h. Tomada la posesión del hotel Cabo Finisterre, las motos en el garaje, despojados de los trajes y saneados los cuerpos, nos damos un paseo por el puerto, la lonja y por el pueblo. Sebas, extasiado por la monumentalidad, se extravía y después de un rato de ven para acá y ve para allá, llegamos al restaurante “A Lareira”, para cenar los platos típicos en un ambiente muy agradable.
Para rematar el día nos vamos a pasear la cena, poco paseo, acabando con un chupito en el “Pub Titánic”, un lugar lúgubre, con olor a humedad, en el que nosotros cinco lo llenamos junto con otros dos más y el camarero. A la cama a descansar que el martes dará de sí.
MARTES 21 MAYO
Después de un buen desayuno en el hotel, a base de pan, tomate y aceite, entre otros, nos vamos al famoso Faro de Fisterra a unos 2 km, pasando por la iglesia de Santa María das Areas. Toti deja un calcetín en la cruz en un acto solemne plasmado en una foto. “Aquí dejo este calcetín que me ha asistido durante más de 40 años de duro trabajo”. Aupamos a Sebas para colocar un vinilo de MSP y dejar constancia de que por allí pasamos. Aún permanecía indeleble el otro vinilo que pegamos Pablo, Jesús y Luis hace dos años. Más fotos para el recuerdo y volvemos sobre nuestros pasos para visitar la Cascada de Ézaro por la AC-550 bordeando el océano.
Un muy agradable paseo hacia la cascada del río Xallas, en el término de Ézaro, con bastante agua desde el embalse de Santa Uxía, con central hidroeléctrica incluida, y que está al lado del Atlántico. Aconsejable la visita a este lugar para el que pase por la zona.
Concluida la visita nos vamos hacia Carnota para tomar unas 0,0 y visitar el famoso hórreo, que junto con el de Lira son los más largos (37 metros) que existen. Una amable paisana nos comenta que estos almacenes servían para guardar los diezmos que la iglesia exigía a los campesinos de la comarca. Dejamos encargada la comida en casa Fandiño y como era pronto para comer nos acercamos a Muros, y sin bajarnos de la moto con una vista exprés del puerto de Muros, volvemos a Carnota para comer. Con pulpo a la gallega, empanada de pulpo y unos buenos filetes de carne (de pulpo no, de ternera gallega). Acabamos remataos. Como anécdota en las comidas del viaje, Sebas echaba de menos su pan de Arapiles. ¡Qué llorón con el dichoso pan!
Para aligerar y bajo el consejo de una lugareña nos vamos a la playa de Carnota, que nos dicen que está a 800 metros, pero madre mía lo que dan de sí los metros gallegos. Bajo un sol de justicia y con una suave brisa, los achiperres de la ropa de moto y sin ninguna sombra llegamos a la playa atravesando la marisma. Gente había tostándose en la arena, pero nosotros no estábamos para tomar el sol, sino más bien buscando una negada sombra. En el camino de vuelta nos topamos con unos caballos que pastaban tranquilamente. Este paseo nos dejó para el arrastre y ya en el pueblo nos metemos como posesos en un bar, con una charla amena con un paisano que nos puso al día de lo que por allí pasaba.
Cogemos las motos y nos vamos a Muxía para ver la zona del chapapote en la Costa da Morte, el monumento al desastre, la iglesia junto al océano y un refresco en el puerto. Nos aborda un estadounidense con tez mejicana que tenía una Harley en su país y después de la charla volvemos a Fisterra para dar un relajante paseo a la playa de Mar de Fora a la espera de una espectacular puesta de sol. Toti hace migas con una austriaca y después del ocaso vamos a cenar a la cafetería de Toxo, marinero del Juan Sebastián Elcano y del Hespérides, que nos cuenta sus aventuras por el Antártico.
Antes habíamos conocido a un motero de Castellón, Alberto, que recalaba en nuestro hotel camino de A Coruña para hacer la ruta de Punta a Punta. (La Coruña – Castellón). Acabamos el día con otros chupitos en el ya conocido Titánic y a la cama muy tarde, cerca de las dos, sujetando los párpados con la gorra para que no se cerraran.
MIERCOLES 22 MAYO
Tocaba ir a La Coruña y allí nos fuimos. Después de un tórrido tráfico por Arteixo aparcamos a unos 800 metros de la Torre de Hércules. Con la ropa de moto esos 800 metros se hacen eternos, pero llegamos y estuvimos a pie de la torre y de la Rosa de los Vientos. En el camino nos topamos con dos moteros de Alicante que también venían a hacer la ruta de Punta a Punta, y que luego volveríamos a ver en la concentración de la tarde.
Después de un refrigerio en la zona de Las Adormideras, cogemos las motos y nos adentramos en el centro para ver la plaza de María Pita y tomar unas 0,0 con unas tapas entre las que se encontraba la denominada “Tequeños” (procedentes de un pueblo llamado Teque al lado de Caracas, según nos contó el dueño del bar), y que nos sirvieron de comida. Nos comenta el camarero que a menos de 800 metros está el puerto y nos vamos para allá para ver dos enormes cruceros atracados. Toti y Luis no pueden mantenerse en pie y abordan unos bancos de dura piedra para intentar inhibirse en la horizontalidad.
A la espera del desatraque de uno de los cruceros, nos tomamos unos cafés en una terraza a pie de puerto, pero el desamarre no concluía con lo que nos vamos a la concentración de Punta a Punta al lado del Riazor. Todas las motos eran BMW así que las nuestras las dejamos a un lado para no llamar la atención y no dar envidia. Un paseo para ver el postureo de los bemeuvistas y salimos de a A Coruña camino de Malpica para ver un misterioso faro, que no conseguimos ver después de callejear por lugares muy difíciles, pero las carreteras eran extraordinarias.
De vuelta a la base y repuestos de la ruta nos premiamos con un buen paseo por el pueblo con visita al café La Galería, un local que hay que visitar por su singularidad y donde Sebas dejó constancia de que su Pan de Arapiles no llegaba a Galicia firmando los cinco meseperos en el libro de testimonios. También vimos el testimonio de Pablo, Jesús y Luis de mayo del 2017 en su “viaje a Fisterra Fin de una Etapa”.
Nos dirigimos a cenar al A Lareira para darnos un homenaje en esta ruta con pescados frescos llegados a la lonja del lugar. Rematamos el día con un chupito y futbolín en el Manhattan, un local más atractivo que el Titánic. Prontito a la cama para descansar y afrontar el viaje de vuelta.
JUEVES 21 MAYO vuelta a casa
Amanece un jueves con cielo cubierto, pero sin lluvia. A las 8:45 salimos hacia Berdoias por la AC-441 empalmando con la AC-546 a Negreira y por la AC-544 a Santiago de Compostela, donde cogemos la AG-56 y después la N-525 para evitar la AP-53. Mucho tráfico por esta carretera donde pillamos la lluvia que venía del oeste. Una parada para enfundarse los chubasqueros y seguimos a Silleda y Lalín, cogemos la AG-53 y AG-52 hacia Orense.
En una parada para un café, la moto de Toti se tira al suelo de parada ocasionando la rotura de la maneta del embrague. Con la moto inmovilizada llamamos a la grúa, mientras Resti se acerca a Carballino con el consejo de un amable paisano, en busca del taller de motos de El Felipe, quien nos dio la vida sustituyendo la maneta en un periquete y nos guía para coger la autovía. Este Felipe es buena gente, ¡pero que muy buena!
Seguimos a Puebla de Sanabria a toda pastilla porque teníamos la comida apalabrada en Casa Pepa en Ferreruela de Tábara. Cerca de Monbuey la correa de transmisión de la Kymco de Jesús salta hecha añicos. Esta vez no hay un Felipe que la repare, así que a esperar a la grúa y al taxi que llevaría a Jesús, tan a gusto, a Salamanca, pero que no pudo dormitar porque la taxista, Mary, tenía mucha conversación.
Con un toque de amabilidad de la Mary, nos dirige a comer a Monbuey. Serían las 15:30 y entramos en El Porvenir para relajarnos y comer unos buenos platos. Después del café y un repaso de lo acontecido en la ruta, Toti se escapa en solitario para llegar a su hora.
Jesús llegó a Salamanca a las 18 h, Toti llegó a su casa a las 18,20 h y los 3 rezagados se lo toman con templanza por la N-525, N-631 y A-66, parando en Montamarta y en El Cubo del Vino, porque los km ya pesaban demasiado, llegando casi a las 20 h.
Un placer el haber compartido esta Ruta a Fisterra y cumplir el objetivo, con estos cinco meseperos: Resti, Jesús Yayo, Toti, Luis y Sebas. Han sido 1.515 km, o quizás alguno más, con el lomo doblao y el culo pelao.
Fotos: http://www.moterossinprisa.com/MSP/galeria/nggallery/todo/FISTERRA-2019 al final están las fotos de Ferreruela
FERRERUELA de TABARA 2020 – FINALIZACIÓN DE LA RUTA A FISTERRA 2019
Y tal día como un martes 8 de septiembre de 2020, festivo en Salamanca, cuatro jinetes de los cinco que habíamos hecho la ruta a Fisterra en mayo de 2019 y que no pudimos acabar como Dios manda, nos vamos a comer a casa Pepa en Ferreruela de Tábara.
Habíamos quedado en la gasolinera de Villamayor y saludamos a Miguel Intruder que nos acompañó hasta Valverdón. Toti nos muestra con agrado la maneta original de su embrague y en el baúl guarda la maneta gallega por si acaso.
Con Jesús Yayo en cabeza, vamos por Ledesma a Bermillo de Sayago, continuamos por Villadepera y en Pino del Oro paramos para intentar tomar un café, inútil fue, y comprobar una luz roja que apareció en la GS de Toti. Vamos hasta Fonfría y con calma vemos el radiador y el anticongelante, que estaba en perfectas condiciones. Tomamos el café y compramos un par de panes sayagueses.
De vuelta a la carretera nos metemos en una calle cerrado y empinada, al dar la vuelta la GS se va al suelo con la mala fortuna de que se rompe el espejo y, otra vez, la maneta del embrague. Esto sí que es mala suerte. Como íbamos con el tiempo justo, la lucidez del Yayo dice que nos vamos a comer y después volvemos para arreglar el siniestro. Totí monta en la pan de Sebas y nos vamos por la pavorosa ZA-941 y desvío a la izquierda ZA-902 a Vide de Alba, también en malas condiciones. Dejamos de lado a Losacio y tomamos el desvío a la izquierda por la buena ZA-V-2419 hasta Ferreruela, a tiempo para comer a las dos.
Aperitivos, peroles con alubias y patatas con carne, más carnes, postres, cafés y chupitos, vamos, que tuvimos que coger un ángulo de 120º en la silla porque era imposible mantenerse erguidos. Después de la sobremesa, en la que echamos en falta al quinto jinete Resti, volvemos a las motos y continuar por la carretera que habíamos traido pasando por Puercas y Gallegos del Río. Cogemos la ZA-P-1405 con asfalto a estrenar pasando por Domez y Vegalatrave hasta llegar a la maldita ZA-902 de Vide de Alba y Fonfría.
A pie de siniestro y antes de llamar a la grúa intentamos cambiar la maneta bajo la dirección de Sebas, y vaya que lo conseguimos. Más contentos que niños, nos vamos por la N-122 a Ricobayo, desvío a la derecha a Villalcampo por la ZA-324 con un asfalto genial hasta Moralina y Bermillo de Sayago para repostar y tomar un refresco.
De vuelta a casa por Ledesma con 273 km y la satisfacción de haber finalizado aquella gran ruta a Fisterra del 20 de mayo del 2019.
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