Los rayos de sol asomaban en el horizonte, deseoso de disfrutar de la moto y quitar carbonilla quedé con mis compañeros José Carrasco y Roberto Versys para pasar la mañana.
A las 10,30, no demasiado temprano para evitar la helada, quedamos en la gasolinera Snoil. Teresa no podía acompañarnos, pero se acercó con el coche a despedirse y hacernos las primeras instantáneas. Tomamos dirección Tamames y de ahí a La Fuente de San Esteban. El firme estaba en muy buen estado y sin hielos. El hielo flanqueaba la carretera a ambos lados y los charcos se veían congelados, la temperatura durante la noche había sido dura. El grupo, aunque reducido, viajando en zigzag como debe ser.
El buen estado de la carretera provocó que en poco más de una hora estábamos parando en La fuente de San Esteban para el refrigerio. Felices de poder pasar la mañana y de la buena compañía tocaba el cafetito de rigor. La idea inicial era volver desde ahí a Salamanca para estar en casa a comer, pero por lo bien que se estaba dando la mañana decidimos alargarla un poquito.
Después de la parada, recuperamos los ropajes y volvimos a nuestras monturas, tomamos dirección Buenamadre y Pelarrodríguez. La carretera seguía siendo muy buena. Pero en ese momento el firme se volvía rugoso y difícil de digerir, hasta llegar a Sando, donde la carretera volvía a ser estupenda. Sin embargo, este tramo estaba siendo precioso, con ganaderías de toro bravo a los bordes de la carretera, e incluso pudimos presenciar un apartadero para el ganado bravo.
Desde allí a Ledesma, parada para repostar y de nuevo en carretera. A la llegada de Valverdón tocaba la última parada técnica para refrigerio y despedirnos como la mañana lo merecía. MSP va dejando huella, el camarero nos conoció de la Ruta Cambio de Hora en la que paramos a comer en Rollán y él nos había atendido. Parece que el recuerdo era bueno mutuamente.
Despedida y al llegar a las proximidades de Salamanca cada uno tomó su camino para regresar a casa, pero los tres con una sonrisa debajo de la cúpula de nuestros cascos, había sido una buena forma de matar la mañana.
Ruta cortita, 160 km., pero plena de felicidad y buen saber motero.
JAErasmus
Sin Comentarios