El sol había hecho acto de presencia en el horizonte, los Caballeros Meseperos se disponían a conquistar tierras de Castilla. Llegamos a los lomos de mi jaca el caballero José Ángel y la Doncella Teresa.
Allí esperaban con sus fieles monturas los Caballeros Santi y José Carlos, reposando sus armas. Poco a poco fueron llegando los compañeros de expedición. El Barón Antonio, el Marqués José Carrasco y el Conde y Condesa de Madrigal de las Altas Torres, Miguel y María
El Gran Motógrafo, Barón de Iberia y del Duero, nos deleitó con sus instantáneas incluso con una amable señora que se bajó de su montura para retratarnos a todos.
A las 10,15 iniciamos camino por senderos rectos y con un firme digno de la compañía, y con Miguel abriendo camino como buen guía. Dirección Villoria, Madrigal de las Altas Torres, Ataquines y llegamos a las murallas de la villa de Olmedo. El clima era benévolo y la velocidad apropiada a la compañía que formaba la ruta. Atamos nuestros caballos y tomamos camino a la posada para agasajar nuestros estómagos con el café de la cantinera y el bollo que Teresa había traído para poder llevar mejor el camino.
Nos acercamos a ver los castillos en miniatura de estilo mudéjar disfrutando de la visita y de ver a los niños entrar y salir. Fue una visita interesante, sin duda alguna merecía la pena pasar tiempo recorriendo esos caminos.
Fuimos recuperando las composturas e iniciamos camino hacia la villa de Íscar a ver en grande lo que acabábamos de presenciar en miniatura. La carretera recta y buena y sin apenas darnos cuenta llegamos a las inmediaciones del Castillo de Íscar. La visita era obligada. En los aposentos del castillo compartimos mesa y mantel con las viandas que llevábamos regadas con cerveza artesana de la Cervecería del Castillo.
Una vez llenamos nuestros estómagos, tomamos las correspondientes instantáneas y las risas de rigor, recogimos las mesas (nunca mejor dicho) y retomamos nuestras cabalgaduras para dirigirnos a la villa de Coca.
Una vez en Coca y después de ingerir el correspondiente café en el parque subimos a visitar el Castillo de Coca. Este castillo es para gusto de la compañía más hermoso que el de Íscar. Recorrimos sus estancias y volvimos a las monturas, el día avanzaba y tocaba volver a casa. Nos dirigimos hacia Madrigal de las Altas Torres para que los Condeses de Madrigal nos enseñaran sus rincones, no sin antes dar de beber a nuestros caballos en la villa de Arévalo.
Antes de llegar nos despedimos de nuestro compañero José Carrasco que tomaba dirección Fontiveros, su zagala le reclamaba. Paramos en Madrigal y nos sorprendimos nada más atar nuestros caballos de que es la villa natal de Isabel la Católica. Una visita fugaz. La villa requiere de una mejor dedicación y el grupo decidió posponer una visita más profunda en otro momento organizado por Miguel y María para poder disfrutar más de sus rincones.
La noche nos acechaba y nos dirigimos hacia Salamanca por los “atrases” con una circulación más reposada, pues el camino guardaba algunas sorpresas de las que previamente iba avisado Miguel.
Paramos en Calvarrasa a tomar el último tentempié y nos dirigimos hacia nuestros hogares. El día se había recogido y nosotros también.
Habían sido 300 km con una estupenda compañía y regresando a nuestros hogares con ganas de volvernos a ver, que para algunos no pasaría tanto tiempo.
JAErasmus
FOTOS: http://josecarlosiglesias.blogspot.com/2018/10/ruta-los-castillos.html?m=1
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